PESCADO EN BUEN ESTADO Y EN MAL ESTADO
Se ha comprobado que muchos aficionados, y aún avezados pescadores, no saben cómo hacer para que las piezas logradas se conserven en buen estado, hasta llegado el momento de utilizarlas como alimento.Tal vez, lo mejor para esto no es lo más usual; justamente se debe a que por diversos factores no siempre se cuenta con una conservadora con hielo (casi imprescindible, más aún en época veraniega) en el lugar donde se esté pasando el, o los días de pesca.
LOS PECES Y SU FÁCIL DESCOMPOSICIÓN
Por tratarse de uno de los aspectos más sobresalientes en la descomposición, debemos tener muy en cuenta que, entre los animales muertos, ninguno tiene la particularidad de descomponerse con mayor rapidez que los peces -más aún si estos son obtenidos en época estival-.Las carnes de los peces no poseen mayor consistencia muscular que las aves u otros animales, por lo tanto, su resistencia y vitalidad es mucho menor respecto a los otros.Esto indica que que es muy necesario contar con algo más de conocimiento para que, en una, o más jornadas de pesca, no ocurra lo expresado al principio, no solo para no sentirse defraudado, sino para algo muy esencial como lo es una intoxicación por haber consumido un pescado en mal estado, y que hasta podría causar gravísimas consecuencias.
INFLUENCIA DE LA PESCA DEPORTIVA EN LA CONSERVACIÓN
Por citar un ejemplo; seguramente habrán observado que los peces capturados con trasmallos, muchos de ellos aparecen ya muertos, desgarrados, marcados, y hasta en avanzado estado de putrefacción. Esto obedece a que en la mayoría de los casos, las pequeñas redes o trasmallos permanecen mucho tiempo en el agua con las piezas atrapadas, y por ende con las consecuencias ya mencionadas.En cambio, quienes sentimos verdadera vocación por este deporte lo hacemos en forma artesanal, que es; utilizando anzuelos o señuelos artificiales, y es precisamente aquí donde se marca la diferencia: el método y la manera de pescar se constituye como uno de los factores más preponderantes, ya que influye notablemente respecto a la conservación de los peces. Bastará con observar y comparar su aspecto exterior, que como es obvio, no es más que el de un ser vivo.Muchos estudiosos afirman que los peces, al ser capturados con anzuelos, adquieren una gran rigidez muy fácilmente, resistiendo de esta manera por más tiempo al proceso de descomposición. Pero está claro que para que esto suceda, habrá que sacrificarlos de inmediato y ponerlos a buen recaudo (eviscerados, colocarlos envueltos en papel de diario, o eventualmente hacer un pozo en la tierra y cubrirlos con hojas verdes algo húmedas tratando de mantener cierto grado de frescura -esto en caso de no contar con un refrigerador o conservadora-).
Otra manera es colocándolos en el agua -muy cerca de la orilla-, y evitando que otro predadores puedan atacarlos.Algunos isleños aconsejan -cuando el pez es muy grande-: primero sacrificarlo de un golpe en el cráneo, luego colgarlo a la sombra y efectuarle un tajo en uno de los flancos, cerca de la cola; de esta manera se desangrará rápidamente.
ALGUNOS CONSEJOS
* Las agallas y las vísceras son los puntos más vulnerables para el comienzo de la putrefacción, es primordial quitarlas lo antes posible. Según los más experimentados, no es aconsejable lavar el pescado al momento de su limpieza primitiva, sino al final, antes de ser cocinados.
* Las agallas y las vísceras son los puntos más vulnerables para el comienzo de la putrefacción, es primordial quitarlas lo antes posible. Según los más experimentados, no es aconsejable lavar el pescado al momento de su limpieza primitiva, sino al final, antes de ser cocinados.
* Nunca guarde la presa (aunque este eviscerada) en una bolsa de nailon; es más conveniente envolverla con papel de diario, en lugar ventilado y al reparo del sol.
* Si está pescando en noche de Luna llena, no deje los peces capturados vivos cerca de la orilla del agua, o a la intemperie (aunque estén limpios), pues aunque parezca mentira, el reflejo de la Luna actuará desfavorablemente, y en ambos casos será un factor fulminante para la descomposición.
* Otra forma de conservación es salándolos, ya sea en filetes, o enteros y abiertos.
* Cuando realice una excursión y viaje en micro (como por ejemplo a pescar Pejerreyes), trate de ubicar las piezas extraídas en un bolso de tejido abierto -del tipo de las bolsas de cebolla-, para que estén más aireadas.
* Lo más seguro: llevar siempre una conservadora con hielo. Respecto a esto último; dan muy buen resultado los bloques helados que se forman utilizando envases del tipo "Tetra Brik" -sin llenarlos hasta el tope-, los que se hacen muy fácilmente en un freezer común, y además le hará ahorrar dinero. Estos envases una vez congelados, envuélvalos en una bolsa de nailon y colóquelos en la conservadora portátil; en algunos caso duran más que las tradicionales bolsas de hielo .
GUSTO A BARRO DE CIERTAS ESPECIES
El gusto a barro que poseen las carnes de ciertas especies ictícolas (según opiniones muy generalizadas), no obedece a las reglas por las cuales éstos sean originarios de ríos, arroyos o lagunas. Esto se debe a un problema meramente alimenticio, donde en algunos casos también acontece respecto a su coloración carnea.En casi todos los ambientes, tanto fluviales como lacustres, se genera una extensa vida vegetal. Entre las más variadas plantas acuáticas que existen, hay una denominada con el nombre de Ocilarius; ésta, al ser ingerida por el pez, contamina su carne dándole un "sabor a barro", por lo general poco agradable para el paladar humano.Pero, obteniendo algo de conocimiento, esto deja de ser un problema y se neutraliza muy fácilmente: coloque agua en una cacerola; agregue una cucharadita de bicarbonato, luego ponga el pescado (ya eviscerado) asegurándose que esté cubierto por el líquido; déjelo reposar durante dos horas; luego ese lapso retire el pescado y lávelo con agua avinagrada.De esta manera, su sabor será comparado al mejor de los peces marinos y podrá disfrutar de muchas exquisiteces, tal vez aún no degustadas por la reticencia a dicho gusto.
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